30 Ene El paso de la borrasca Filomena por nuestra Fundación

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Durante los primeros días del año, recibimos la inesperada visita de Filomena, un temporal que también muchos han denominado  “La Gran Nevada” o la “Nevada del siglo”. Y es que, tal y como hemos podido ver y experimentar nosotros mismos, ha resultado una nevada sin precedentes desde hace más de 50 años.

Sin duda, Filomena ha dejado imágenes insólitas en toda España, y especialmente en el centro peninsular. Hemos podido ver las calles más emblemáticas de la capital transformadas en estaciones improvisadas de esquí, nos hemos hartado de hacer muñecos de nieve…Durante unos días, muchos decidimos poner en práctica el refrán “al mal tiempo buena cara” intentando ver la el lado bueno de esta situación.

Pero pese a las imágenes tan espectaculares que hemos grabado en nuestros móviles y nuestras retinas, esta borrasca también nos ha puesto a prueba a todos nosotros.

Durante los días siguientes a este temporal, dada la limitación de transportes y servicios, y siguiendo las recomendaciones de la Comunidad de Madrid, la Fundación  cerró sus centros de atención diurna (hasta el 18 de enero) y el Centro Educativo (hasta el 20 de enero). Pese a eso, tanto los trabajadores como las personas con discapacidad intelectual realizaron un gran esfuerzo por mantener las actividades y rutinas de forma telemática.

Además de la imposibilidad de mantener nuestros servicios presenciales en los centros de atención diurna, la borrasca dejó huellas importantes en nuestros edificios e instalaciones: pavimentos levantados, daños en el aparcamiento de nuestra sede de Pozuelo que rondan los 5000 €, árboles y arbustos seriamente afectados, techos, etc. Semanas después aún continuamos evaluando daños. (Ver galería de fotos abajo)

Para enfrentar estas adversidades, las personas con discapacidad intelectual y los trabajadores de nuestra fundación se unieron para trabajar juntos y volver a la normalidad lo antes posible.

Los trabajadores de la fundación cambiaron en muchos casos su rol profesional para contribuir a la recuperación de los espacios y garantizar el bienestar de las personas con discapacidad intelectual. Muchos cambiaron sus habituales herramientas de trabajo por picos, palas y carreterillas para acondicionar las instalaciones y asegurar las zonas principales de acceso a nuestra fundación; Otros hicieron labores de cocina, limpieza, lavandería y cuidado y atención de las personas con discapacidad.

También muchas personas con discapacidad intelectual de nuestra fundación arrimaron el hombro en las tareas de restablecimiento de los espacios de nuestra fundación. El equipo de Naturalezas Diversas, el taller de VAM, el equipo de infraestructuras de la fundación, así como muchos de los residentes, contribuyeron notablemente a este cometido.

La borrasca sin duda fue dura, y las consecuencias materiales también lo fueron, pero hemos podido comprobar que juntos, con coraje y solidaridad, salimos adelante.



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